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EN EL SUEÑO, LA VIGILIA, 2024

EN EL SUEÑO, LA VIGILIA There is a moment in a dream, a tiny one, in which you don't know where you are or what you are. We believe we are awake, but we are already in the void. It also happens in vigil, when after sustained alertness fatigue stuns and deafens us until something inside falls asleep, floating and cloudy. If that moment were territory, it could be one of Alejandra España's gardens. Covered with the mist of awakening, we would be moving very slowly, one by one, the toes to know ourselves in the body. That awakening would be essential for us to be able to explore this space with the novelty that we find, for the first time, with the colors that cover the belly of an insect, the convulsive movement of its wings, or the light step of its infinite legs. Thus, we would discover again that everything can be versed in the poetics of tiny things, with their steps and what lives in the extraordinary. These works propose waking up in a garden as if it were the first world we see, without knowing if it is the only one that exists or if there are as many as we can imagine. Start walking behind clues and sounds, low hums that, when followed, lead to other landscapes. Reinvent forms and languages so that transparency speaks to us about fragility and alerts us, making us careful not to break them. Alejandra España weaves gigantic animals with tiny fibers, map routes to reach places that do not exist, and fantastic gem jewels found in the rubble. It allows us to see again the things we found in our childhood dreams and play with them, knead them and make them into a ball between our fingers, and then expand them and shelter ourselves. It transforms them into a house, shelter, roof, wall, sound, cup, and water. They shall return food and nourishment to make us understand that everything is still a dream. We continue sleeping. Chuang-Tzu dreamed he was a butterfly, and when he awoke, he did not know if he was a man who had dreamt of being a butterfly or a butterfly who now dreamed of being a man. Herbert Allen Giles in Chaung-Tzu (1889) Giovana Jaspersen

EN EL SUEÑO, LA VIGILIA Hay un instante en el sueño, uno minúsculo, en el que no sabemos en dónde estamos ni que somos. Creemos estar despiertos, pero ya estamos en el vacío. Sucede también en la vigilia cuando, después de sostener el sentido de alerta, el cansancio nos aturde y ensordece hasta que algo dentro nuestro duerme, flotando y nublado. Si ese momento fuera territorio, podría ser uno de los jardines de Alejandra España. Cubierto con la bruma del despertar, estaríamos ahí, moviendo muy lentamente, uno a uno, los dedos de los pies para sabernos parte de un cuerpo. Ese despertar sería imprescindible para poder recorrer este espacio con la novedad con la que nos encontramos, por primera vez, con los colores que cubren la barriga de un insecto, el movimiento convulso de sus alas o el paso liviano de sus infinitas patas. Volveríamos así, a descubrir que todo puede ser versado en la poética de las cosas diminutas, con sus pasos y todo lo que habita en lo extraordinario. Estas obras plantean al espectador, despertar en un jardín como si fuera el primer mundo que vemos, sin saber si es el único que existe o si existen tantos como la imaginación permita y comenzar a andar detrás de pistas y sonidos, zumbidos bajos que, al seguirlos, conducen a otros paisajes, a reinventar las formas y lenguajes para que la transparencia nos hable de la fragilidad, alertándonos para ser cuidadosos y no romperlos. Alejandra España teje, con fibras diminutas, animales gigantescos, rutas de mapas para llegar a sitios que no existen y fantásticos diamantes en bruto, encontrados en el escombro. Nos permite volver a ver las cosas que encontramos en nuestros sueños de infancia y jugar con ellas, amasarlas y hacerlas bolita entre los dedos, para después expandirlas y cobijarnos con ellas. Las convierte en casa, abrigo, techo, muro, sonido, taza y agua. Se tornan en alimento y, al nutrirnos, nos hacen comprender que todo sigue siendo un sueño. Seguimos durmiendo. Chuang-Tzu soñó que era una mariposa y no sabia al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre. Herbert Allen Giles en Chaung-Tzu (1889) Giovana Jaspersen

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